jueves, septiembre 15, 2011

El segundo aire

Aún recuerdo mi vida hace un par de años atrás, como estudiante de la enseñanza media. Una vida fácil, plana y sin muchos contratiempos, en donde esa simpleza era aún más minimizada por mí al punto de cometer muy pocos errores en mi existencia. A pesar de haber pasado por muchas situaciones difíciles y críticas en mi vida, nunca dependieron de mí, en su gran mayoría, que se gestaran, ni que se solucionaran. Por lo tanto, era solo resistir, resistir y resistir. Hasta finales del año 2008, yo era una persona que confiaba en mi mismo y en mis capacidades. Sabía que si me lo proponía, podía lograr cualquier cosa. Algo pasó, algo que me cuesta saber con precisión que fue, que cambió todo eso. Y pasé a ser alguien sin confianza, perdido, incluso apagado. Si no fuese por alguien en concreto que ayudó a encenderme hasta cierto punto durante el lapso de finales del 2008 hasta hace poco más de 4 meses, hubiese sido todo mucho peor. El tiempo que tuve para detenerme, rearmarme y comenzar desde 0, lo desaproveché, principalmente por mi inmadurez. Pero sucedió un evento, que aún sigue sucediendo: el paro nacional de los estudiantes de educación superior. Y este tiempo, que aún transcurre, ha sido de vital importancia para mí. Creyendo por primera vez en mi vida en los procesos y no en los resultados inmediatos, me propuse armarme definitivamente para comenzar a encarar la vida de la mejor manera posible y no de la manera mediocre en que lo hacía ahora. No siento que este es el momento, SÉ que lo es. Es ahora, luego de muchísimas caídas, pero también de recopilar muchísimo conocimiento, de aprender tanto de tantas cosas, de lograr vivir como lo hacía antes. De lograr realmente ser feliz, sentirme lleno y con confianza. Lo he ido logrando paulatinamente, creyendo en los procesos y dejando de lado la inmediatez y la ansiedad por conseguir las cosas rápidamente. Aún queda mucho camino por recorrer, y pienso recorrerlo feliz y radiante, no opacado y triste. He avanzado bastante, y de una manera segura. Ahora, terminará el primer semestre en la universidad, y no de la manera en que yo pensaba, puesto que botaré dos ramos, por una decisión netamente personal. Pero ya no más mediocridad, no más flojera, no más tristeza. Es imposible eludir esta última por completo, la diferencia es que ahora no dejaré que me opaque. Quisiera agradecer a través de este medio, aunque poca gente lo lea, a toda la gente que ha hecho posible que yo llegue a este punto: He perdido cosas, sacrificado otras, gente que ha sufrido y que ha dedicado su tiempo para esto. Cuando el granjero siembra, sufre, sufre mucho para obtener esos frutos. A veces, por no saber como hacerlo, arruinaba sus sembrados. Otra veces, factores externos como el frío los alteraban y destruían. Ese soy yo, un granjero que comenzó a sembrar sin siquiera saber como hacerlo. Ahora que he aprendido todo eso, es hora de comenzar a sembrar todo lo que quiero para mi y mi vida. Aún queda el camino más duro, que es hacer esto. Ya sé como hacerlo, ahora es el momento de hacerlo, para luego, en un tiempo más, venir nuevamente a este rincón, donde descargo parte de mis pensamientos, y decir "es hora de cosechar mis frutos.

No hay comentarios.: