viernes, noviembre 30, 2012

La representación de la frustración

Yo era el amo y señor de la noche. Podía con cualquiera, y como fuese. Siempre salía victorioso. Siempre lograba lo que quería. Siempre estuve ahí, inamovible, casi indestructible. Casi...

¿Que pasó? Llegó él. Llegó él, con sus sombras, su fuerza, y con un único ideal: destruirme. Y lo logró. Luego de ablandarme con una serie de batallas que me llevaron al límite, apareció él. Siempre ÉL. Siempre, al final de cada batalla, estaba ÉL, acechando en las sombras. Solo le faltó el golpe final para destruirme. ÉL me destruyó, acabó conmigo, con mi orgullo, mi voluntad y mis victorias. ÉL ME QUEBRÓ...


¿Y ahora?

Estoy quebrado
estoy acabado
encerrado en el dolor
de la voluntad en ardor
todo lo construido
ahora es destruido.

Fue el tanto vencer
lo que me llevó a perecer
la oscuridad, una vez mi aliada
dejó mi alma traicionada
luché con todo lo que tenía
pero lo que realmente tenía
no era más que una ilusión
en un cuerpo lleno de destrucción.

En el final
ÉL encarnó el mal
ÉL me quebró
ÉL me destruyó
ÉL no me asesinó
ÉL terminó con mi acción.

Bane...








No hay comentarios.: